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Perez Galdos, Benito – Biograf
Perez Galdos, Benito

BENITO
PÉREZ GALDÓS ( 1843 -1920 )
Escritor Español

BIOGRAFÍA

Nace
en el año 1843. En sus obras, sin embargo, no aparecerá
reflejada ni su tierra natal ni su infancia en la isla. De
esa época sólo conservará su afición
al dibujo y al piano, y la experiencia que le proporcionaron
sus primeras colaboraciones en los más populares periódicos
de la isla.

Instalado
en Madrid desde los diecinueve años dedicará
su vida a observar y a aprender, a recrear ese Madrid que
él refleja en sus páginas, una auténtica
población de casi 8 000 imperecederos personajes.

Estudia
la carrera de Derecho sin vocación: los largos paseos
por el Prado, la Puerta del Sol, las tertulias en el Ateneo
o en el Café Europeo, el contacto con las gentes y
el teatro le atraen mucho más.

Desecha sus primeros dramas, colabora en La Nación
e incluso se inicia en la política como corresponsal
de Las Corres. Pero su rumbo literario habría de cambiar
con el primer viaje a Paris: descubre a Balzac, e impresionado
por su técnica novelística, hace acopio de material
y en 1870 publica su primera novela histórica, La Fontana
de Oro.

Al año siguiente emprende la ingente tarea de preparar
los Episodios Nacionales; la polifacética vida que
hasta entonces había llevado queda relegada: en 1873,
Galdós comienza a escribir sin descanso y, con ello,
nace el novelista genial. Estas amenas y breves novelas están
organizadas en cuatro señes.

En ellas se narra un siglo de la historia de España,
desde la batalla de Trafalgar hasta el Gobierno de Cánovas.
Su espontaneidad, sencillez y ternura son tangibles. Y los
seres vivos creados, con ese lenguaje tan familiar como expresivo
que les caracteriza, convierten a Galdós, según
palabras de Sainz de Robles, en «el portavoz de las
aspiraciones de la raza humana.

Cuando diez años más tarde sale de nuevo a la
calle todo ha cambiado, y él también: ha terminado
los veinte primeros tomos de los Episodios Nacionales entre
ellos Trafalgar y Bailén y publicado siete de sus primeras
novelas Doña Perfecta, Gloria, Marianela, que plantean
ciertos conflictos ideológicos entre los españoles.

Consagrado
ya su valor literario, se dedica entonces a viajar por toda
Europa, sobre todo Inglaterra e Italia. Recorre capitales
y museos como observador infatigable, pero su espíritu
puramente español, madrileñista, se aviva cada
vez más. En 1884 publica Tormento y La de Bringas,
y al año siguiente conoce Portugal con José
María de Pereda, amigo suyo.

Por
sus ideas progresistas es elegido diputado por las Antillas
en las Cortes del 86; tambien escribe alguna de las novelas
que él mismo denominó contemporáneas.
Así, en Fortunata y Jacinta, Miau y Realidad, entre
otras, Galdós presenta el Madrid de la época
y su ambiente, una sociedad en la que las referencias al desarrollo
político son exactas. Nazarin, 1895, y Misericordia,
1897, denotan, por otro lado, cierta preocupación por
los temas espirituales.

La
pasión que desde joven sintió por el teatro
y su amistad con la actriz María Guerrero y su compañía,
le impulsarán en 1892 a realizar una adaptación
para la escena de su novela Realidad. El éxito de la
representación le anima a adaptar otras novelas dialogadas
como La loca de la casa, Doña Perfecta o El abuelo,
que aportan nuevas fórmulas al teatro convencional;
pero los aplausos más ardientes serían para
una obra concebida y escrita especialmente para las tablas,
Electra, 1901, cuyo planteamiento del liberalismo clerical
levantó grandes polémicas.

Con
todo ello su fama en España es cada vez más
sólida y sus obras se empiezan a traducir en el extranjero.
En 1879 lee el discurso de entrada en la Real Academia Española,
La sociedad presente como materia novelable, que puede considerarse
la máxima del realismo literario.

Su inclusión en la candidatura republicana a principios
de siglo despierta nuevos rencores políticos, que impiden
se le otorgue el premio Nobel en 1905 y que fracasen intentos
de erigirle monumentos en España.

Muere, en la oscuridad física que también alcanza
a su obra, menospreciada por la crítica de su época
el 4 de enero de 1920, en Madrid.

Tras varios años después de su muerte consigue
que sus personajes obtuviesen la merecida gloria que hoy ostentan
incluso desde el celuloide, en el que muchos de ellos han
sido inmortalizados.