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Acuna, Manuel (Biograf )
Acunya, Manuel

MANUEL
ACUÑA
(1849 – 1873)
Poeta mexicano

BIOGRAFIA

Nace
en la ciudad de Saltillo, Coahuila, el 27 de agosto de 1849.
Hijo
de Francisco Acuña y Refugio Narro. .Realiza sus estudios
en el Colegio Josefino de la ciudad de Saltillo, trasladandose
en 1865 a México, donde estudió como alumno
interno en el Colegio de San Ildefonso, Matemáticas,
Latín, Francés y Filosofía.

Se dió a conocer con una elegía a la muerte
de su compañero y amigo Eduardo Alzúa. En el
mismo año, impulsado por el renacimiento cultural que
siguió al triunfo de la República, participó,
junto con Agustín F. Cuenca y Gerardo Silva, entre
otros intelectuales, fundando la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl,
en el seno de la cual dio a conocer sus primeros versos. Los
trabajos presentados en la sociedad publicáronse en
la revista «El Anáhuac» (México 1869)
y en un folletín del periódico La Iberia intitulado
Ensayos literarios de la Sociedad Nezahualcóyotl.

Tenía
24 años y había conseguido el reconocimiento
a su obra . Se estrenó «El Pasado», drama
que recibió una buena acogida por parte del público.
La crítica ya le había destacado como poeta.

Conoce
Rosario de la Peña , la mujer que estuvo más
íntimamente ligada a sus últimos años,
fue el gran amor de su vida tanto que mucho tuvo que ver con
su trágica muerte.

El
atractivo de esta mujer queda reservado como uno de los misterios
de la historia, pues fue ella la misma Rosario que despertó
por igual la desesperada pasión de Acuña, el
deseo de Flores, la senil adoración de Ramírez
y el cariño devoto de Martí.

Los
extremos poéticos de estos cuatro hombres de letras
eran motivo de satisfacción y halago para ella, cuya
casa era frecuentemente convertida en tertulia donde cada
uno exponía sus nuevos versos, se hablaba y debatía
de filosofía o de bibliografía.

Manuel
Acuña fue un apasionado de Rosario de la Peña.
Su inmenso y desenfrenado amor por ella fue la causa, o la
razón mejor fundamentada, de que quedara truncada su
existencia cuando ya en los círculos intelectuales
era reconocido su genio, su calidad como escritor y nadie
dudaba de su exitoso futuro.

El
cadáver del poeta, de cuyos cerrados ojos, se dice,
estuvieron brotando lágrimas según él
mismo lo había anticipado: «como deben llorar
en la última hora los inmóviles párpados
de un muerto»

Posteriormente
sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres
Ilustres del Cementerio de Dolores, donde se le erigió
un monumento. En octubre de 1917, el estado de Coahuila reclamó
las cenizas de Acuña que, tras de haber sido honradas
con una ceremonia en la Biblioteca Nacional, fueron trasladadas
a Saltillo, su ciudad natal, donde el escultor Jesús
E. Contreras había realizado un notable grupo escultórico
a la memoria del poeta.

De
entre los versos de Manuel Acuña destacamos el
«Nocturno, dedicado a su adorada Rosario.