Poemas y Relatos
Web de poemas y relatos
Poemas y Relatos » cuentos » cuentos infantiles » Gata golosa y la luna
Gata golosa y la luna
Salinas, Julia

GATA
GOLOSA Y LA LUNA

Gata golosa subió a bailar al tejado una noche de luna
llena
de murciélagos y espantos.
Con sus guantes de seda blancos y uñas de rojo escarlata
circundaba el cobertizo, presumida y voluptuosa, espigado
el espinazo, la colita levantada.

Con sus ojos mininos de pestañas arqueadas
miró con desprecio a selene y dijo:
¿Oiga usted, señora menguante, qué me
mira?
– No ve que estoy ocupada, buscando a mi gato andaluz?,
quiero
danzar esta noche un pasadoble de amor.
Gato Gatito me espera en algun lugar de la techumbre,
para vibrar los acordes de un gatuperio español.

OLE!!…-dijo la luna, con voz constelada y burlona,
-pobre gata tonta, desmirriada y mentecata
de estirpe española se cree y sólo llega a mirringa,
vanidosa de ocho pelos, ve a lamerte los bigotes
que minino está enlunado con una gatita de angora
y bajo otra luz sideral, ronronean ya hace rato.

Gata Golosa se eriza, la sangre hierve en sus venas,
se enfurruña y lancetea con sus uñas escarlatas.
Maulla en su orgullo herido la hiel de su desden,
– No te creo, luna lunera cascabelera,
fulgores de envidia veo en tu faz de queso,
Gato gatito me ama, a mi oído ha dicho «miau»…
Al carajo selene, con tus embustes lunares,
yo seré felíz esta noche y muuuchas más.

Entre frases entonadas de palabras afrentosas
un sentimiento de inciero tocó el corazón de
Golosa,
hubo un silencio de angustia….
….¿ QUIEN sería esa bandida, que a su gato
amado
con tanto celo, arrancara de su lado?!!!…

En esas estaba el cuento, cuando una sombra lunar
proyectó a la distancia dos siluetas enlazadas.
Los espectros eran los mininos, delirantes y ardorosos
que impetuosos maullaban.

Siete puñales cayeron a la aorta de Golosa,
flotó su alma espasmódica en espirales en la
alborada.
Un Miaaaauuuuuu desgarrador retumbó en todo el cosmos…
Los gatos enamorados suspirando embelesados
contemplaban en longtananza a una gata enardecida,
lanzando uñetazos airados a la alba faz de la luna.
El viento vino llorando teñido de sangre verde
al amanecer infausto del óbito de esta historia.

Julia Salinas Salinas
Colombia, Bogotá D.C.