CONTANDO

Cuando
Serrat cantando nos cuenta a Benedetti
y desde algún lugar propone hacer un trato
sin contar hasta dos o tampoco hasta cinco,
entiendo que merezco el calor del amigo
y contar con un pecho que me preste su abrigo.

Quizás yo nunca supe valorarlo o pedirlo
hasta que una mañana me sorprendió el hastío
y sentí que crecía desde mí, como un
grito,
el pedido de auxilio de quien ya no soporta
ser puntal y soporte de hierro en la derrota.

Y jamás por vencida declararme pudiera,
aunque nadie pregunte, aunque a nadie le importa.
Así sigo buscando contar con quien me quiera
y que me dé consuelo desde su fortaleza.

Pero a veces resigno futuro sin certezas
por el presente amargo tan lleno de tristeza
y lloro en los rincones y amanezco entre nieblas.

Luego vuelvo a dormirme y a soñar con aquella
esperanza de amor que en el sueño me eleva
hasta la única dicha que tengo mientras duerma,
porque cuando despierte, la verdad que me apresa
habrá de señalarme que soñé una
quimera.

Marité Frau