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Los mismos pies, las mismas manos
Sin Clasificar

LOS
MISMOS PIES …
Los
mismos pies, las mismas manos.:

Tenemos los mismos pies, las mismas manos; pensamos diferente,
pero todos pensamos; queremos alcanzar cosas, ilustrar la
idea de nuestro paso por el mundo. Y toda idea es valiosa,
y toda cosa por alcanzar bien merece el intento. Sin embargo,
yo miro mi idea dibujada en un cuaderno y después miro la
tuya, comparo y si la mía me gusta más, quiero que la tuya
sea borrada y que tomes mi idea como ejemplo para tu imagen;
si me parece mejor tu visión te señalo hacia un lado para
que voltees, para así tomar un segundo que requeriré para
calcar tu dibujo.

Ves a los lados: aquel parece más alto que tu, acaso aquella
mujer no es del color de tu madre, acaso hablan, aquellos
dos de más allá, de una manera extraña. Tu dices: yo vivo
aquí, soy hijo de fulano y zutana, esta es mi tierra, esta
es mi familia. Come lo que comemos, viste como vestimos, habla
como hablamos, compra como compramos, piensa lo que pensamos
y tal vez seas parcialmente adoptado como uno de los nuestros.

Llegamos a tu país, te convencemos. No recojas fruta de esos
árboles, no comas esa carne, ese pescado, que consigues así,
tan fácil. Labra tu tierra y siembra esta planta que dará
tela, véndenos la tela que te pagaremos con dinero con el
cual nos comprarás fruta, carne y pescado. No bailes y pienses,
solo baila, para poder clasificarte como bailador. Si naciste
en Talpatria, pon cara de ser de Talpatria, para poder reconocerte.
No bebas vino si no naciste en el país de los vinos. Si eres
latino, haz todo lo que puedas para no diferenciarte de otro
latino.

Si eres español grita ole. Si pasas de los cuarenta apréndete
los hábitos de los cuarentones, que podemos enseñarte si no
los conoces. Si escribes y eres «joven», escribe como un escritor
«joven». Ya sabes, por ese cuento de grupos etarios, segmentos,
muestreos. Ya sabes, para clasificarte. Los mismos pies, las
mismas manos. La misma idea redonda del mundo que ronda no
sabemos si al derecho o al revés. Pero el miedo al otro sigue
tan como s nada. La necedad histórica se hace histérica cíclicamente.
La verdad se reirá, tal vez, de sus tantos autoproclamados
dueños. Hoy miramos guerras actuales escuchando promesas de
guerras futuras que se lanzan como si tal cosa. Desandando
miserablemente vaya usted a saber cuantos caminos de evolución.

Hoy que salvamos distancias en instantes, no damos un paso
en firme para ser más dignos, más sabios, más gente, mejores.
Con los mismos pies y las mismas manos, construimos muros,
visibles o no, para que no escapen aquellos a los que hemos
liberado de algún oprobioso opresor que los tenia encerrados
tras un muro.

Con los mismos pies y las mismas manos alzamos o derribamos
al que pretende crear con sus pies y con sus manos. Declaramos
el pasado como historia o falsedad según nos interese hoy.
Desviamos la vista ante aquel que reza, si militamos en el
Dream Team de la ciencia. Descalificamos los registros sanitarios
si somos soldados de la «nueva era». Siempre divididos, siempre
dividiendo. Seguimos enseñando a ahondar las diferencias generación
tras generación, negando una y otra vez que viajamos todos
en el mismo barco. Los mismos pies y las mismas manos, son
los que estamos quebrando.

Manuel
Rodríguez
Díaz