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Los pasillos del poder
Quintanilla Osorio, Jesus

LOS
PASILLOS DEL PODER

LOS PASILLOS DEL PODER,
O LA ESCLAVITUD DE LA RAZA HUMANA»

Desde la revolución industrial, el hombre vive bajo
la constante amenaza de ser substituido, si no se pone del
lado de quienes detentan el poder.
Los telares mecánicos y la reducción de los
obreros en las plantas, fue apenas una más de las expresiones
de esta continúa, muy marcada tendencia por controlar
el trabajo del hombre, en beneficio de una minoría
selecta.

Este breve estudio, demuestra los peligros que acechan al
hombre del siglo XXI ante la paradoja de un mundo tecnificado
y cómodo, donde es más fácil ser esclavizado,
incluso, pagando por serlo. El chiste quizá, está
en descubrir quien mueve los hilos detrás de las cortinas,
y tal vez, nos llevemos una sorpresa.

I «UN POQUITO DE HISTORIA»

El hombre pasó de ser cazador nómada a agricultor
sedentario, gracias a la agricultura, porque debían
esperarse los tiempos para recoger los frutos de la cosecha.
Aunque el esquema era sencillo según se nos ha enseñado,
el varón cazando, la mujer dedicada a cuidar a los
pequeños, confeccionar la ropa, el utillaje, existen
evidencias en Samoa en un trabajo de Margaret Mit donde las
labores eran a la inversa, los hombres tejían redes
y cuidaban a los niños, mientras las mujeres se dedicaban
a la pesca y la recolección de alimentos.

Con la organización de las actividades comunitarias,
y la observación de ciertos ritos como los funerarios,
los de ciertas cosechas, la adoración al sol, la luna,
e incluso animales, se conformaron grupos de poder, donde
el liderato era asumido por el hombre fuerte, no precisamente
el más selecto, si no el de mayor destreza.
La elección de los representantes, casi siempre fue
una utopía.
El liderato era asumido por el más fuerte, con el brazo
más diestro (o siniestro, para el caso de los hombres
que acompañan a Gedeón en el pasaje bíblico),
y no necesariamente representaba el sentir de la mayoría,
aunque en las organizaciones tribales el mando llegó
a ser reconocido como una función específica.
La evolución técnica no fue aparejada a una
evolución física, como pudiese pensarse, de
acuerdo a los estudios de la antropóloga Annete Laiming-Emperaire.

Las tribus sometían a sus enemigos convirtiéndolos
en sus sirvientes. En el medievo, los señores feudales
de la Europa generalmente eran quienes detentaban el poder
por sus muchos atributos guerreros, siendo el sueño
de muchos jóvenes el hacerse de un nombre que les permitiese
una genealogía, porque esto significaba, al obtener
el preciado tesoro, llevar un apellido excelso, y poder trepar
la escala social para recibir títulos con el beneficio
de las tierras y los sirvientes.

De allí quizá la explicación de los grandes
dragones, porque conquistar fama y fortuna debía significar
toda una leyenda, donde la presencia de estos seres fantásticos,
le confería más valor a la aventura.

El surgimiento de los feudos, donde los hombres se alquilaban
a sí mismos para servir al amo, correspondía
a otra forma de esclavitud. No era muy distinto de los jefes,
cabecillas y abusones referidos por Marvin Harris en sus trabajos
de antropología cultural en las diferentes culturas,
como los Ngadju con su concepción del mundo desde el
punto de vista docetista (la maldad está en la carne,
y por eso consumían con fuego los cadáveres
de los muertos, y debían seguirse complicados ritos
funerarios, como lo señala el sociólogo francés
Hertz en su ensayo sobre «La Muerte»). De esta manera,
la fuerza de trabajo siempre fue controlada y manipulada por
quienes podían manejarla a su antojo.

El paso desde las villas feudales a la conformación
de los estados, requirió de una muy compleja organización
donde el pensamiento liberador explicado por los grandes pensadores,
dio lugar a que cada quién reconociese su importante
labor en el plano de la sociedad, y no se dejase avasallar
ni esclavizar. Tommas Hobbes en su «Teoría del
Estado», sienta las bases para conformar el plano político
que articulase una sociedad más justa, con la expresividad
de una representación popular, mientras que Emanuel
Kant en su «Crítica de la Razón Pura»
dibuja el esquema de esta representatividad. Los estados,
sin embargo, desean extender sus fronteras, durante los siglos
precedentes al nuestro, llevando en cada conquista, no sólo
el control efectivo de los lugares avasallados, si no su propia
concepción del mundo.

Es el siglo XX quien ve la libertad de la mayoría de
las naciones en estados independientes, aunque siempre ligados
a una forma mancomunada de poder como sucedió con la
«commenwalt» británica, la mancomunidad británica
de naciones. De cualquier forma, las actividades de Hitler
con su lucha por instaurar el Cuarto Reich por la supremacía
aria (similar a los ideales de Mc Veigh, el responsable del
atentado del edificio federal de Oklahoma), revelaban también
su deseo de apropiarse del control efectivo del mundo.

El capitalismo y el comunismo, desde sus distintas ópticas,
continuaron manifestando esas formas de dominación
del hombre por el hombre. El capitalismo se expresó
y se manifiesta en consumismo, imposición de modas
(con sus cambios cada diez años), y la búsqueda
de la alineación de toda persona para impulsar el «marketing»,
mientras que el comunismo con sus diversas expresiones, pretendía
la instauración de una sociedad igualitaria, aunque
la existencia de gobernantes privilegiados con Rolls Royce,
relojes de oro y costosísimas botellas de licor y espumante
champaigne diferenciaban las clases. El muro de Berlín
fue la más exacta representación de una forma
vergonzosa de dominio, dibujada por el absurdo de una guerra
entre las superpotencias, donde la libertad siempre fue el
costo de esta confrontación.

II
«LA ALINEACIÓN POR EL PODER»
En «El Castillo», Kafka retrata magistralmente la
influencia del señor del villorio que domina desde
las alturas, de forma casi omnisciente, la vida de los participantes
de
la comunidad. Casi como si fuese el «Hermano Mayor»
de Orwell en «1984», ahora practicado en un programa
televisivo.

El mercadeo mundial, llamado globalización, con sus
defensores y adalides, sus enemigos irreconciliables, genera
una expresión más de dominio donde todos y cada
uno participamos abierta o encubiertamente en esta titánica
labor.

Aquí en México, la supuesta democracia, en realidad
ha sido forja de poderosas familias que controlan el ambiente
con sus «partidos», hechos a imagen y semejanza
de ellos. Así, por ejemplo, la familia Roijas, sale
a la luz con el Partido de la Sociedad Nacionalista, el Partido
Verde Ecologista, con sus importantes «triunfos»
es cosa de la familia González Torres, el de Convergencia
por la Democracia es jugada de Dante Delgado Rannauro, ex
gobernador de Veracruz, el PAN cuenta con un grupúsculo
muy poderoso de empresarios afiliados con el Clero que dominó
el entorno nacional, y el PRI contó entre sus filas,
a las familias Echeverría y Hank Rohn, porque está
ultima sufrió severas perdidas.

La democracia es un círculo de poder donde conviven,
agarrados del erario público, representaciones de grupos
poderosos dominando el entorno, y como en la Selección
Nacional cuya representatividad siempre ha sido la de el poderoso
Promotor Deportivo Hurtado, no incluyen a los verdaderos jugadores,
y si a los que les convienen. En los partidos, el «juego»
democrático, nos cuesta, al menos, 5,300 millones de
pesos anuales para «sostenimiento» de estos grupos
políticos.

CONCLUSIONES
Desafortunadamente, todavía arrastramos un cumulo de
trabas donde no se puede contender con libertad, y las leyes
electorales son apenas una muestra de lo que significa en
realidad ser libre.

El triunfo del foxismo reveló el cansancio general
de la gente ante un modelo agotado, pero que todavía
contaba con algunos beneficios que el pueblo añora,
porque existen avances innegables en diversos rubros, mientras
el PAN sólo ha demostrado que no es capaz de dirigir
la «máquina» a pesar del «sótano»
debajo de Los Pinos desde donde se efectuó la fatídica
llamada a Castro, y donde se controla el ambiente nacional
con fuentes de inteligencia.

La única salida consiste en realizar importantes reformas,
donde el engranaje de los grupos de poder, con sus pasillos
obscuros, dejen de tener todos los hilos en la mano, y pueda
comenzarse, la verdadera construcción de una democracia,
y no la simulación que hemos estado viviendo, para
desgracia de nosotros, y nuestros hijos.

Quizá, estemos más cerca de una irrupción
de proporciones descomunales, y debemos unir esfuerzos como
mexicanos, para no ser rehenes de quienes buscan apoderarse
de nuestra tierra buscan desde hace muchos años.
Cerrar filas, por México es la clave.
CHETUMAL, QROO, 29 DE ABRIL DE 2002.

POR
JESÚS QUINTANILLA OSORIO.